Cuando salgo a pasear

Me acompaña el ritmo lento
de los latidos del tiempo
cuando cojo mi armamento
para salir al encuentro
de la muchedumbre hastiada,
honrosa de vida airada.
Compadece la habitada
mansión de mi pena inmuta
ante espectáculo vago,
vano, roto, vasto, seco,
insulso y lleno de huecos
de vulgar tierna apatía.
Aconsejo al dueño inquieto
de inocente, manceba utopía
que observe con alma impía
el garrafal espectáculo
y si acaso con nueva actitud
de emprendimiento empírico
intente sino sacarlos
del bochornoso escenario.